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VIDA DE MADRE TRINIDAD PASO A PASO VI: POSTULANTADO

By octubre 19, 2022 noviembre 8th, 2022 No Comments

Comenzó Mercedes su potulantado el 5 de agosto de 1893, día de la Virgen Santa María de las Nieves. Este día –dice– “pedí me cortasen las trenzas de pelo (que le tenía apego, era vanidosa), y se las ofrecí al Señor con alegría antes de empezar el postulantado”.

Quiso Mercedes comenzar así esta etapa. Con un gesto de desprendimiento de todo lo mundano, ofreció sus trenzas al Señor como señal de que no se reservaba nada.

Cuando la joven entro, la comunidad de San Antón estaba muy envejecida y había muchas monjas enfermas. La causa de este estado era que el número de treinta y tres monjas, lo tenían completo desde hacía bastante tiempo, por lo que ya hacía doce años que llevaba cerrado el noviciado.

Vivía sin compañeras, sola con la Maestra, madre Sacramento, y el trato con las demás monjas se reducía a las horas de trabajo, donde se encontraba con mayores, no había ninguna de su generación.

Mercedes, desde su entrada en San Antón, se vió envuelta en múltiples quehaceres, para los que no estaba preparada y que con frecuencia eran superiores a sus fuerzas. Pero ella los emprendía «con tanta vocación –dice– que los trabajos y penitencias que sufría me parecían regalos dulcísimos, y aunque no sabía ni nunca hice trabajos por haber estado en el colegio desde pequeña, me estimulaba tanto ver trabajar aquellas monjas de edad y tan señoras, más que mozas de servicio por amor de Dios, que yo buscaba con ansias de amor, aquellos penosos trabajos de lavar, barrer, repicar la campana, limpiar los suelos, la cocina y lugares más sucios, como el mejor regalo.»

En el reparto de las tareas siempre le tocaban los más duros a ella por ser la más joven. Así, la mandaban lavar los claustros de coro bajo, refectorio y enfermería… Pero ella, los hacía ofreciéndolos siempre a Dios.

Durante el trabajo hacía sus meditaciones y ofrecía sacar almas del purgatorio y acercar a Jesús los infieles de las misiones; decía a Jesús: “Mientras las monjas oran, yo, vuestra esclavita, trabajaré por sacaros del purgatorio, de la incredulidad muchas almas”. En estos trabajos se sentía tan unida a Jesús que le parecía le ayudaba. Pero no todo era trabajo doméstico para Mercedes, la oración ante el sagrario ocupaba sus ratos libres, era una tendencia irresistible este acudir a la cita con Jesús sacramentado, su gran amor, su adorable Jesús… Ella había entrado en San Antón soñando con este continuo encuentro.

Para vivir con tranquilidad y sosiego los momentos de intimidad con Jesús sacramentado, pidió una de las tribunas abandonadas y llena de muebles viejos, que era una más de entre las que suelen rodear las iglesias antiguas de monjas de clausura para que las religiosas acudan a hacer su oración individual. En esta tribuna, Mercedes se entregó con intensidad a adorar a Jesús sacramentado, acción que siguió después durante todo el tiempo de su estancia en este convento, y que llevó a las fundaciones y dejó en constitución, como voto especial para sus hijas las Esclavas de la Santísima Eucaristía y de la Madre de Dios.

Causa Madre Trinidad Carreras

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