2023Literatura

Un palomo en el convento. De las cartas de Madre Trinidad

1925

Carta a la Madre Mercedes de Jesús Resucitado Hitos

Muy amada en el Señor, mi buenísima tía. Recibo sus obsequios y el hermoso palomo que le regalaron M. Consuelo (de la Encarnación), que hace los recreos de estas monjitas, especialmente las que fueron sus novicias, que la recuerdan con especial veneración y cariño, y el animalito es tan gracioso y lo tiene tan bien educado que hace nuestros recreos muy alegres y hasta nos enseña a obedecer, pues al terminar los recreos se viene dentro y le mandé salir hasta la tarde después de la reserva, y salía diligente al jardín como si tuviese entendimiento. Le dije: ¡Vete a buscar palomitas! Levantó el vuelo y fue por aquella hermosa vega volviendo a la tarde con 8 ó 10 palomas que obsequiaron las monjitas con su poquito trigo. ¡No necesito más para alabar y ver la bondad del Señor! Todos los días tenemos el patio lleno de palomas, entran en el refectorio cuando estamos comiendo y vienen a las mesas a tomar las miajas de pan… ¡Qué meditación tan hermosa! ¡Recordamos tanto al seráfico padre San Francisco que parece vive con nosotras!

Ayer vino a visitarnos S. E. R. y gozó tanto con nosotras que se le veía radiante de alegría, y queriéndome alentar me decía: “¿No ve V. qué bendición de Dios? ¡Hasta estos animalitos le hablan que es obra de Dios! Acaban ustedes de venir y tienen aquí un palomar que les dice lo que son para Jesús Sacramentado ¡La obra es de Dios, M. Trinidad, y hay que lanzarse a ella con generosidad, sin miedo a los grandes trabajos y dolores que le esperan, ¡muchos y muy grandes!, pero acuérdese siempre de lo que le tengo repetido: ¡La Obra es de Dios! Dios está aquí y la llevará adelante. Necesita V. olvidar ya a San Antón, y, vida nueva con gran fervor. Yo estaré con V. mientras el Señor me dé vida y haremos un convento o palomarcito donde estas almas adoren al Señor en la sagrada Eucaristía y nos alcancen sacerdotes santos…”.

…tiene algo sobrenatural y divino los encantos con que la naturaleza nos refleja la hermosura del Cielo: antes que claree la luz del amanecer y los luceros de la mañana van ocultando sus rayos, los ruiseñores vienen a posarse en nuestra huerta y los pajarillos en las ventanas de la huerta son los despertadores… y me acuerdo tanto del seráfico padre San Francisco, que cuando el cántico de golondrinas y alondras o mirlos (no conozco estos pajarillos), que me distraen y no me dejan rezar, me encomiendo al seráfico padre San Francisco y le pido le sea agradable al Señor esta fundación y nuevo modo de vida, que nos bendiga siempre… Y así despierto muy temprano; pero al día siguiente de venir, tan cansada me dormí de madrugada y quiso el Señor viese al seráfico padre San Francisco resplandeciente y lleno de luz que volaba por el dormitorio, claustros y dormitorios bendiciéndonos con paternal amor, y me decía: “¡El Amor no es amado! Adorarle vosotras en el Santísimo Sacramento y reparar, con vuestros sacrificios, humildad y pobreza, los pecados de odio y soberbia con [los que] el mundo provoca la divina justicia. Vosotras, hijas mías, llevar el fuego del amor divino a las almas pequeñitas abandonadas… Recogerle muchas almas a Jesús y adorarle. ¡Si vuestro amor es humilde y sacrificado, redimiréis las almas extraviadas y atraeréis al mundo la luz de la doctrina del divino Salvador y salvará de nuevo al mundo, llamado a desaparecer si la caridad y amor de Jesucristo no hace renacer la fe, la esperanza y caridad!”. 

Causa Madre Trinidad Carreras

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