2023

BEATIFICACIÓN DE CONCHITA BARRECHEGUREN

El próximo día 6 de mayo será beatificada en Granada Conchita Barrecheguren. Basta acercarse a los escritos de Madre Trinidad o hablar con hermanas que han pasado por Granada o con quienes han estado junto a Madre Trinidad en los primeros tiempos de la Congregación para entender la importancia que esta joven tiene para nosotras.

Nuestra casa en Granada es precisamente la casa donde vivía con sus padres en sus tiempos de vacaciones y donde el 13 de mayo de 1927 entregó su vida al Señor entre grandes sufrimientos provocados por la enfermedad, con tan solo 21 años. Desde ese momento su fama de santidad se extendió por todo Granada. Y providencialmente nos escogió precisamente a nosotras a cumplir su deseo : “Manifiéstele el deseo de consagrar el Carmen al Culto y Adoración a Jesús Sacramentado llevando allí una Comunidad de Religiosas Contemplativas que den esta adoración y culto a Jesús Sacramentado” (Carta 18-VIII-28)

Por aquel entonces, Madre Trinidad estaba en Chauchina empezando la fundación de la Congregación. No conocía a Conchita como ella misma reconoce, sin embargo, pronto se familiariza con ella de tal manera que la considera amiga inseparable:

 

“Ya que aquí sin merecerlo (me parece) se hizo mi compañera y amiga inseparable sin tener la dicha de haberla conocido en la tierra!… Así la amo tanto… ¿Por qué se querrán tanto las cosas del cielo, sin haberlo gozado?… (…) Conchita tiene la culpa que ayuda a calentar lo helado de este corazoncillo ruin de una gran pecadora, que el Señor misericordiosamente se dignó acogerme en su Sta. Casa para que convertida a Él, le amase con toda mi alma… y por eso me dio ángeles como mi Conchita que intercediera por mí” (Carta 26-XI-31)

Pronto comienza Madre Trinidad a tener trato con don Francisco Barrecheguren padre de Conchita y a convertirse en una de las promotoras de su causa de beatificación Y pronto también esta devoción se extiende a toda la comunidad.

Casi cincuenta cartas se conservan en las que nuestra Madre habla de Conchita y leyéndolas podemos darnos cuenta de la significativa relación entre ambas. Dejemos que sea ella misma la que nos lo cuente:

(Carta a D. Francisco Barrecheguren, 25 de octubre de 1927)

“A su preciosa joya, su buenísima hija, la tenemos el cariño y veneración que a una de esas almas que admiramos en el cielo y esperamos venerar pronto en los altares.

(…)

Esta Comunidad entusiasta de Conchita, la besaba con respeto y cariño, encargándola nos alcance de Jesús Hostia que nos asegure los medios para la Adoración; para que por los medios que hemos pedido se nos asegure para siempre.

¡Es tan hermosa esta vida de continua compañía y adoración a Jesús Sacramentado. Crecen tanto las almas al calor de la Eucaristía!… Derrama Jesús sobre el alma un fuego, un amor y una fortaleza para unirse a Él, lejos del mundo, que a veces no sabemos si vivimos en el cielo o en la tierra.

Son tan dulces para las almas estas horas de compañía de Jesús, que preferíamos no vivir a vivir sin Él y esto lo sabe Conchita, a Ella le hemos confiado esta misión y esperamos conseguirla, prometiéndola trabajar con nuestras oraciones y propaganda a su Beatificación que la deseamos mucho. Sus retratos están en el Coro, uno al pie del Niño Jesús y otro en las manos de la Stma. Virgen y le encendemos una velita durante el Oficio Divino, ofreciendo aquella luz a Jesús, como si ella formara coro con nosotras en las alabanzas y adoraciones en la tierra.»

A ella le piden las Capuchinas los medios materiales para sostener la Adoración:

“Hoy tenemos encomendada nuestra adoración a su angelical hija, para que Ella nos alcance de Jesús los medios para sostener el manifiesto diario que nos ha concedido la Sta. Sede y por falta de recursos por que la cera nos supone un gasto anual de 2.000 y no tenemos más que 23 días de Jubileo al año a 20 ptas. cada uno teniendo que costearlos todos de nuestros pequeños dotes que no alcanzan a la manutención.

Esperamos llenas de fe, que nos hará Conchita este milagro, como ella amó tanto la Sgda. Eucaristía, de donde recibió a torrentes las gracias y amor que la santificó: no dudo alcanzará esta gracia, que la Comunidad toda le encomienda con el mayor fervor: fondos para sostener el consumo de cera para que no nos veamos obligadas a consentirnos privar de lo que constituye nuestra vida espiritual; que la preferimos a la vida del cuerpo”. (Carta 10 de octubre de 1927)

Le encargan también otras necesidades más mundanas, que según palabras de Madre Trinidad siempre resultan atendidas:

“Ella sigue siendo para esta casita de Berja, igual que en Chauchina, nuestro Ángel que nos ayuda y alienta en las amargas pruebas que hay que soportar… y cuando son tinieblas… ella atrae la luz divina que desvanece las sombras e ilumina y calienta mi pobre alma. Si la misericordia del Señor no fuese divina, en enviarnos estos intermediarios ¿cómo iría yo a Jesús tan llena de asquerosas miserias? Y ella tan angelical y cariñosa me sale al encuentro en cualquier paso difícil… y me lo resuelve con Ntro. Señor como si ella hubiese recibido la misión de Fundadora de las Capuchinas Eucarísticas, me resuelve todos los problemas difíciles… y no ha querido el Señor que deje de ayudarnos: su amor a la Eucarística y a la Sta. Virgen bajo cuyo amparo hemos nacido y vivido, parece que la hace vivir con nosotras, comunicándonos algo de su amor y entusiasmo por la adoración haciéndola algo así, como la vida de nuestras almas” (Carta sin fecha)

“No tenga duda que Conchita se ha constituido en Ángel de estas Capuchinas Adoradoras, es nuestro consuelo y ayuda”. (Carta 17-XII-27)

Conchita parecía una más entre las hermanas: “Nuestra angelical y amada Conchita, no escasea de visitas; con las enfermas hace de enfermera, en la Adoración, nos acompaña, y en la Sagrada Comunión la sentimos (…) parece ha profesado en las Capuchinas de Chauchina, y qué agradecidas estamos con este favor que el Señor nos hace con la predilección de Conchita, a quien no tuvimos el gusto de conocer viva”. (Carta 11-I-28)

Sin embargo Madre Trinidad se quiere mostrar cauta a la hora de contar públicamente las gracias que recibía de Conchita, por sentirse indigna y por no querer estorbar con sus “chifladuras” el proceso de esta joven hacia los altares. Así escribe a su padre:

“¡Qué diré a Ud. de la pregunta que me hace?… ¡Haga Ud. como Dios le inspire!… Es verdad todo cuanto me dice… y yo querría poder obedecer y dejar escrito todo lo que me parece me da Ntro. Señor en su hija celestial; pero yo también tengo mis trabajos (que no son pocos) y cuando en esos momentos de gratitud y entusiasmo, quiero tomar la pluma para apuntar sus delicadezas y cariño para conmigo, me asalta el pensamiento de estar engañada y de engañar, que son chifladuras mías, en ver a Conchita, como una hermana, que sale al encuentro de mis desalientos, y me entusiasma, como un ángel que me dice: “que no hagas esto… deja aquello…; condúcete así…; mira a Jesús… Él te ama…

Si es ya una chifladura ¿le parece a Ud. en el compromiso que pondría yo a Uds.?… Así opto por vivir en continua acción de gracias a la Divina Misericordia que me dio esa compañera celestial, que me da la mano para que no caiga… y me acerca mucho a Jesús, esta amorosa predilección del Divino Corazón para conmigo; que no haría más que disparates, si en medio de las pruebas y oscuridades que a veces me deja el Señor, no viniera Ella a fortalecerme asegurándome que Jesús está conmigo, en estas Fundaciones tan perseguidas del demonio, como amadas del Señor.

(…)

No escribo ni apunto nada, ni aún cosas que me serían de provecho espiritual ¡temo tanto de mis chifladuras, que pueda engañar! Que me parece más seguro no darle importancia; aunque a veces me parece verla, y le pido que se vaya y me quite su recuerdo; cuando en mi afecto o en recurrir demasiado a ella, no fuese del agrado de Dios.

Comprendo me dirá Ud. tonta, porque merezco mucho más. ¡Pídale Ud. que algo de lo mucho que conmigo hace, lo dé a otras personas que puedan trabajar por su causa: y estoy segura habría ya para que la canonizaran…” (Carta11-IV-32)

Pero no duda de la santidad de Conchita y de que las Capuchinas de Chauchina y Berja, son grandes destinatarias de sus gracias.

“Sería imposible decir a Ud. las gracias que llueven en esta Comunidad desde que pusimos el retrato de su Sta. Hija en el Coro, al pie de la Stma. Virgen, frente a Jesús Sacramentado, diariamente expuesto; parece que nos acompaña en la Adoración. ¡Qué contenta está con sus Capuchinas!…

¡Nos parece nuestra! (…)

Tengo fe que pronto le hemos de ver en los altares. Es una flor de la Eucaristía cuyo suave aroma se percibe bien claro junto a Jesús Sacramentado cuando se le pide algo por intercesión de Conchita, parece su corazón junto a la Eucaristía un pajarito que canta dulcemente para embelesar suavemente a las almas en la Sta. Adoración, convirtiendo la penitencia y adoración en seráficos ardores.” (Carta 19-XI-27)

“El Señor sea bendito y nos conceda ver pronto en los altares, al Ángel y Apóstol de la juventud, de quien ha de ser un estímulo y acicate que convierte a Jesús muchas almas, por medio de su amor a la Eucaristía y a la Pureza de María de quien fue su amparo y Madre.” (Carta 21-XI-28)

Hace casi un siglo que nuestra Madre soñaba con ver beatificada a Conchita:

“Anoche soñé que estuve en su Beatificación. ¡Qué hermosa estaba! Desperté, y a pesar de que fue sueño, me deja contenta.” (Carta 15-IX-32)

Y este año, nosotras, veremos ese sueño hecho realidad. A ella nos encomendamos y encomendamos nuestra Congregación, pidiéndole que nos ayude como lo hizo con Madre Trinidad: “¡Si usted viera su influencia en acercar almas a Dios!… ¡en ayudar eficazmente a la santificación de las almas!… De verdad le digo que me enojo con ella casi por completo: y si viera… ¡cómo me ayuda a ser humilde con alegría!… a practicar la caridad en ocasiones difíciles… y ella ingeniosa y simpática cambia mi corazón y mis pensamientos… y lo que es casi imposible de practicar… me hace hacerlo con una suavidad y dulzura, como si hubiese recibido la luz, fortaleza y entusiasmo del mismo Dios… ¡es un ángel dulcísimo que me concede el Señor para suavizar las muchísimas hieles de mis trabajos, de mis enfermedades y vejez!… ¿Cómo no he de amarla si la veo y siento afanada en querer sacar, de este bloque de miserias una santica de filigrana! ¿No le parece a V. que debo amarla con entusiasmo?… (Carta 12 -5-33)

Causa Madre Trinidad Carreras

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