No es una fecha cualquiera. Un día como hoy, se vieron cumplidos los deseos que desde siempre albergó Madre Trinidad en su corazón. Hagamos recapitulación. Imaginemos a la Madre de niña, a Merceditas. Su deseo era llevar almas a Jesús. Las luciérnagas, tan conocidas en su historia, son ahora sus monjas más que monjas hijas. Han pasado muchos años y Merceditas, Trinidad ahora, es todo una mujer en pleno ejercicio y uso de sus facultades, también de los dones que el Señor le ha regalado. Atrás quedan los niños de su barrio, las amigas del colegio de Santa Inés, atrás queda su adolescencia y sus primeros años como postulante y novicia capuchina.

Ha tenido que vencer en San Antón, primero como religiosa, luego como abadesa, un sinfín de obstáculos para llegar al punto en el que hoy se encuentra. Sí, porque un día como hoy, pero de 1926, la Sagrada Congregación autoriza la Adoración Perpetua en Chauchina, su primera fundación.

Y es que… ya están las primeras Capuchinas Adoradoras establecidas en su nuevo palomar. No ha tenido más remedio la Madre que recoger sus cuatro cosas, y con la bendición del Obispo, fundar en Chauchina junto a otras 11 monjas que le siguen, un trono de adoración eucarística. Así es de fuerte el llamado que siente y que en los últimos tiempos el Señor le pide insistentemente. Es la forma de decirle que el vino nuevo, mejor echarlo en odres nuevos para que no se vierta.

Allí, al fin tiene y vibra en el mismo ideal la primera comitiva: vivir contemplando a Jesús Eucaristía de una forma especial, con mayor dedicación de la propia vida, poniéndole en el centro de absolutamente todo. La parte más difícil de la Adoración Permanente, es la propia vida, o sea, no relegar la presencia y adoración solo cuando se está delante del Señor. Debemos vivir en un acto constante de adoración y de esto Madre Trinidad era consciente, también experta.

Recordemos cómo desde niña, comenzó a comprender los misterios que esconde el sagrario. Podemos pensarla, imaginarla vivamente agarrada a los barrotes de las rejas del coro en Santa Inés, mirando aquella cajita dorada, convencida de que Jesús saldría a jugar con ella, o ya en San Antón, pidiendo un espacio físico pobre y pequeño, donde adorar a Jesús Eucaristía en los ratos que el horario conventual le dejaba libre… su tribuna.

Pero ahora, los anhelos se ven satisfechos, colmados, rebosantes. Tiene un grupo de hermanas y amigas que le acompañan, un sitio donde adorar y el permiso de Roma. Desde este momento, en cada casa, irá sembrando el mismo ideal de amor a la Eucaristía que da verdadera razón de ser a la Congregación y a su labor con niños y jóvenes.

Los monasterios en un principio, conventos luego y fundados por nuestra Madre, no tenían la adoración como algo más de su rutina diaria. Era más que comer y expandirse, era y sobre todo, sigue siendo, el manantial que da color e infunde Vida verdadera a la misión.

El deseo de la Madre no ha caído en saco roto. Ya casi son 100 los años de peregrinación como Instituto, y el amor a Jesús Eucaristía, no solo sigue vivo en las fundaciones de la Madre sino que se ha multiplicado, replicado en cada Esclava. Arden muchas lamparitas en 4 continentes donde Jesús es amado y donde el programa principal diario, como lo quiso ella, es adorarlo en espíritu y verdad.

Causa Madre Trinidad Carreras

Author Causa Madre Trinidad Carreras

More posts by Causa Madre Trinidad Carreras

Leave a Reply

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.