Literatura

VIDA DE MADRE TRINIDAD PASO A PASO V: vocación capuchina y entrada en San Antón.

By agosto 22, 2022 noviembre 8th, 2022 No Comments

Tras la salida de Santa Inés, la abuela llevó a Mercedes a su casa de Monachil, donde permaneció por ocho meses. Así atendía la abuela los deseos de su nieta, que no quería vivir bajo una madrastra en casa de su padre, y al mismo tiempo para dedicarse más de cerca a orientarla en los difíciles años de la juventud. Mercedes empezó a encontrarse feliz. La casa era contigua a la iglesia, pared con pared, lo que le ilusionaba por sentirse muy cerca del sagrario. Para ella fue como si se encontrase en la iglesia, y allí, en su habitación, pegada al muro de la iglesia, mantenía coloquios con Jesús, como cuando iba a la reja del coro de Santa Inés.

Pronto, las cosas del mundo comenzarían a atraerla y a olvidarse del voto que hizo en Santa Inés. La lucha interior le vino rápida y llena de dudas visitó al párroco de Monachil, quien la escuchaba con paciencia y buscaba para ella la voluntad de Dios. El consejo del Párroco fue importante para Mercedes “¡Dios, te quiere capuchina!”, lo meditó seriamente; pero la decisión definitiva la tomó tras un hecho en que Mercedes sintió con claridad la llamada del Señor.

“Quiso el señor san José darme a conocer que me quería el Señor religiosa en la regla más austera, con un aviso tremendo, haciendo estallar en mi mano un pequeño mauser que tenía mi abuelo en una cajita de papeles, que yo registraba en un estante, y cuando volví del espanto, me vi buena y con perfecta salud y vida para consagrarme a Dios, cuando toda espantada me lloraban muerta. Desde aquel día no quedó en mí la más pequeña duda, ansiaba por verme en mi nido, y supliqué con repetidas instancias me dejaran ir a las capuchinas de San Antón”.

Lograr la entrada al convento de San Antón no fue tarea fácil, comenzó a ser víctima desde que anunció a su familia los deseos que sentía. El padre le negó el permiso, pues veía con gusto y con consuelo que aceptara una proposición de matrimonio, que ya preparaban en familia. La abuela y demás familiares tampoco estaban de acuerdo con la determinación de Mercedes, pero con el tiempo terminaron cediendo. Con su hermano Carlos, que sentía deseos de marchar a la cartuja o a los capuchinos, el 15 de mayo de 1893 se dirigió a San Antón a pretender la entrada en su rigurosa clausura. Allí, en la iglesia, ante el altar de la Virgen del Amor Hermoso, sintió que la Virgen la miraba con amor y se consagró de nuevo a ella pidiendo le facilitara la entrada si era para ser santa, y si no que no la admitieran.

En este convento se encontraba sor Mercedes de Jesús Crucificado, tía de Mercedes, que como el resto de la familia no estaba de acuerdo de que su sobrina entrase de monja, y la comunidad tenía ya completo el número de treinta y tres monjas y, siguiendo la tradición, no admitían más. Por una gracia especial, en atención a la recomendación del P. Ambrosio de Valencina, provincial de los capuchinos, que acababa de darles ejercicios espirituales y se encontraba entonces hospedado en San Antón, por estar predicando la novena de la Porciúncula en la Virgen de las Angustias, rompieron la tradición del número y admitieron a Merdeces. El viernes 28 de julio de 1893, con tan solo catorce años y seis meses de edad, entra en el convento de San Antón.

“En las capuchinas de San Antón de Granada entré como si me viese en el cielo… Fue tal el gozo y alegría que sintió mi alma al cerrar aquella puerta bendita dejando a mi tan querido padre lleno de dolor, que al llegar al coro me caí en tierra y pegando mi frente con el polvo le dije: ¡Señor mío y Dios mío!, concédeme no dejaros hasta que me una en el cielo con vos. ¡De aquí al cielo!”.

Causa Madre Trinidad Carreras

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